La película de Gibson es una meditación devota de la Estaciones de la Cruz al modo franciscano. Experimentamos la Pasión de Jesús desde fuera, ajenos a la buena nueva de su prédica y ministerio de curación, y de su Resurrección. Permanecemos al pie de la cruz, pasivos y desesperados junto a los que allí sufren. Pero a Juan y al soldado, a las mujeres, las primeras en ser testigos de la Resurrección según los evangelios y a nosotros, pecadores, que hallamos esperanza en la victoria del Señor resucitado, La Pasión de Gibson nos ofrece poca esperanza.
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